tocateclas escribió: ↑07 Ago 2018, 17:26
Módeno escribió: ↑07 Ago 2018, 09:51
Yo veo que el tueste alto es criticable pero cuando se percibe tueste bajo se critica menos. Ambos son errores y producen efectos desagradables en el sabor del café. Lo que pasa que como digo en las charlas sobre cata de café que he ido últimamente se aprente a identificar el sabor quemado pero no se insiste nada en el sabor crudo o en percibir defectos en la fase d fermentación por ejemplo, de eso no se habla.
Yo no tengo esa percepción, creo que por aquí se critica tanto una cosa como la otra. Me atrevería a decir que hay más críticas a caféscpor tueste bajo que por lo contrario, y es lógico porque nadie que pasee por aquí gusta de los tuestes comerciales que podemos encontrar en cualquier supermercado o en el bar de la esquina (no hablemos ya del torrefacto). Hay muchos comentarios en el foro sobre cafés que muchos no consideran aptos para espresso, ya no solo por el tueste bajo sino también por el origen, y hay muchos foreros que prefieren tuestes más altos de los que yo prefiero porque encuentran en los "ligeros" poco cuerpo o poca crema, o una acidez demasiado marcada, o las dos cosas a la vez. Y hay también muchas alabanzas a cafés con tueste más alto del que yo disfruto, recuerdo que estuvo muy activo el hilo de Rinaldi hace algunos meses. Yo probé algunos de sus cafés y, salvo la primera muestra de huehue, no me gustaron porque encontré el tueste más alto de lo que me suele gustar. Sus cafés gustaron a muchos, y eso que nos desveló que estaba tostando más alto de lo que solía pensando que en España era lo que buscábamos(¡!).. Recuerdo también el lío que se hizo el pobre con las coñas sobre Chuck Norris, jajaja
Pues yo sí tengo esa percepción. Puede que no tanto en el foro, donde, coñas aparte, somos bastante respetuosos dentro de nuestros diferentes gustos, como en la onda de la llamada "especialidad". Yo creo que da para una reflexión en el hilo correspondiente pero me atrevo a adelantar algo.
Estoy de acuerdo con @Módeno. Yo sé que es más cool decir que un café está carbonizado, que decir que está crudo y, muchos neoprofesionales del sector, no se cansan de decirlo en cuanto tienen ocasión. Sin ir más lejos, un "crudívoro" de una cafetería de moda en Madrid me calificó de "tueste típico italiano"

(etiqueta al canto) los cafés de Ditta

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Como alguno habrá notado, últimamente hablo de mi "evolución" hacia tostadores "industriales". Claro, se trata de una coña pero sí estoy harto de ver la palabra evolución como algo positivo cuando es hacia tuestes claros. ¿Por qué ha de serlo? Sobre todo me ha resultado muy curioso el comentario, en otro foro, de un compañero que aseguraba que una vez que se ha evolucionado, no se volverá nunca a los cafés industriales. Ahora, el mismo, ha descubierto los "cafés industriales italianos" y no duda en calificarlos como muy buenos. ¡Maldita hemeroteca!
En el sentido contrario, y a nivel profesional, no he notado sin embargo esa arrogancia. Tal vez la única excepción sea la entrevista de Trabatti, en la que, como opinión personal, decía (lo pongo en italiano para no quitar ni poner nada):
Personalmente non amo, sempre come dicevo prima, i Caffè third wave, spesso sanno di limone e basta, o hanno note aromatiche falsate da una lavorazione non corretta. Hubo quien, con cierta "superioridad intelectual", se atrevió a mofarse de esa opinión personal.
Creo que la nomenclatura es importante para saber a qué nos referimos y, cuando lo hacemos de espressos, no podemos admitir dentro de ese nombre "cosas" como lo de la foto de Sakona. ¿Tiene su público?, seguro, pero eso será otra cosa, ni mejor ni peor, pero otra cosa. Ese café, aunque estuviera bueno, jamás pasaría el primer corte en un concurso de espressos.
Ya ha comentado alguien por aquí el terrible problema que tenemos los que jamás tomaríamos un café del bar de la esquina pero tampoco disfrutamos demasiado de los que nos ponen en las "otras" cafeterías. No será porque no he intentado, y sigo intentando, tomar un café en España, fuera de casa, que me guste hasta el punto de traerlo a vivir conmigo pero, por unas cosas o por otras, estos se pueden contar con los dedos de una oreja.
Algunos, aunque no lo he hecho público por un extraño síndrome de Estocolmo, me han parecido directamente una mierda, no que estén ácidos como vinagre, no, una mierda, sin más. Otros, bastantes, me han resultado agradables pero nunca he encontrado en ellos esa sensación de confort gustativo que me producen los que yo considero, puede que erróneamente, cafés para espresso. Por último, pocos, muy pocos, me han hecho disfrutar momentáneamente del placer de tomar algo homologable a mis gustos. En estos pocos casos, han coincidido unos cafés bastante excepcionales con unas manos muy expertas. Y eso, hay que reconocerlo, se da muy pocas veces.
Vaya rollo que os he soltado

Entre aconsejar bien y aconsejar mal hay un honrado término medio: no dar consejos